El IECH tiene por objetivo articular y coordinar líneas de investigación que se desarrollan en la Universidad Nacional de Rosario en el campo de los estudios literarios, artísticos, culturales e históricos, afines tanto por su concentración en problemas y debates referidos a corpus argentino y latino/ibero-americano de los siglos XIX, XX y contemporáneos, como por sus presupuestos teóricos.

El objetivo de abrir la práctica teórica y crítica a un enfoque transdisciplinario constituyó un importante fundamento para la creación del IECH. En razón de esta premisa, desde el proyecto de creación se propuso capitalizar y potenciar la apertura de la que venían dando testimonio, con diversos alcances y desde diversas perspectivas, los centros nucleados inicialmente  en el Instituto.

De este modo, las líneas de trabajo que inicialmente confluyen en el IECH comparten la premisa teórica, pero también política, de que la construcción de objetos nuevos, en el sentido de una construcción que requiere tanto de la incorporación de saberes y prácticas heterogéneos como de encuentros con fenómenos que exceden los límites disciplinares, constituye una exigencia metodológica de acuerdo con el estado actual del pensamiento teórico, con la necesidad de romper con las formas tabicadas de conocimiento y de los espacios en que los conocimientos circulan, y a su vez, por eso mismo, una exigencia ética que considere la producción de conocimiento como una revisión constante de sus presupuestos, que atienda tanto a la potencia heurística y explicativa de cada disciplina como al estudio de las relaciones de poder que se establecen entre ellas.

En este sentido, lo que identifica las líneas de investigación nucleadas en el IECH desde su creación es la convicción de que no hay producción de saber que no sea producción crítica, entendiendo por “crítico” no solo la cualificación de un tipo de saber disciplinario sino las condiciones del saber en general, en el campo de las humanidades. En la fundamentación del IECH, “crítico” remite entonces, al mismo tiempo, a su sentido etimológico de “poner en crisis” los saberes tradicionales, la composición, los presupuestos, los principios de inteligibilidad de los saberes ya constituidos; y también al ejercicio de una interrogación constante sobre las propias condiciones de producción y circulación del saber.